Autor: Sebastián Andrés Amar Muñoz
LOS
MARCIANOS
es el primer día del mundo, un mundo primitivo que recién
abre los ojos para descubrir y aprender nuevas cosas, de una cueva sale una
familia de cavernícolas que estaban armados con lanzas con puntas de piedra y
arcos y flechas, se acercan a un Mamut que pastaba en las cercanías de la zona,
cuando desde el cielo desciende un objeto plateado con forma de plato que tenía
muchas luces de colores en su alrededor, de su interior se bajan varios seres
con aspecto metálico, parecen "robots" a simple vista de los cavernícolas,
pero se quitan sus cascos y debajo de sus ropas parecen noruegos venidos de
alguna parte de Europa, con largos cabellos rubios y piel blanca como la leche,
al igual que grandes ojos azules como el cielo, hablan en un extraño idioma que
llama la atención de los cavernícolas, quienes al verlos no tienen más
alternativa que comenzar a adorarlos como "Dioses", los astronautas
reaccionan sorprendidos ante la reacción de los cavernícolas, les hablan en
lenguaje de señas para explicarle que no son "Dioses", sino que son
viajeros del espacio que vinieron para estudiar su mundo primitivo, los
cavernícolas no logran comprenderlos y siguen adorándolos como Dioses
Pasa el tiempo y los astronautas ya se habían acostumbrado a
los cavernícolas, ambos seguían sin entenderse porque a unos solo les importaba
ser tratados como Dioses mientras que los otros solo los adoraban ingenuamente,
los astronautas seguían realizando anotaciones sobre el estilo de vida
primitiva de los cavernícolas, habitos como la dieta, la alimentación, sus
horas para dormir, lenguaje, no les costó nada aprender su lenguaje primitivo,
pero seguían aprovechándose de los pobres cavernícolas, hasta que un astronauta
secuestra a una hembra cavernícola para violarla porque hace mucho tiempo que
no tenía sexo, a lo que su colega astronauta lo golpea diciéndole que con eso
había arruinado la investigación, no se daba cuenta que con eso podrían
despedirlos
A lo que los astronautas entran a su platillo volador
despidiéndose de los cavernícolas y pidiéndoles disculpas por lo sucedido con
su hembra, el platillo volador se eleva en los cielos desapareciendo un
parpadeo, a lo que la hembra cavernícola toca su vientre sintiendo como crecía
un bebé en su interior, mientras en el suelo del planeta primitivo flotaba un
pedazo de papel que tenía el logo de la NASA donde se especificaba toda la
misión de los astronautas
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